Los seres humanos son primates sociales

  • John Skoyles

Los seres humanos son primates sociales. Dos, o más bien, tres aspectos relacionados entre sí son distintivos de la sociabilidad humana:

 

* En primer lugar, los seres humanos tienen vínculos que se mantienen y fortalecen incluso tras largos períodos de separación.

 

* En segundo lugar, los vínculos entre los seres humanos no son privados, sino que se definen socialmente. El matrimonio de una pareja es un hecho tanto público (los anillos del enlace, la ceremonia, la existencia de leyes que lo regulan), como privado. Es indudable que el matrimonio constituye un vínculo que permanece aún cuando los cónyuges estén separados físicamente.

 

* En tercer lugar, los seres humanos dotan de símbolos a sus vínculos. Así, el anillo de boda representa emocionalmente al cónyuge cuando no está presente y hace notoria la unión de ambos seres a los ojos de cualquier otra persona.

 

Pudiera parecer que estas observaciones no guardan relación alguna con la plasticidad neuronal, y sin embargo, son posibles gracias a ella.

 

La sociabilidad humana procede de una sociabilidad anterior no humana, propia de los monos. Según la visión más típica, esta sociabilidad es consecuencia directa de la evolución. Pero existe otra posibilidad (también de naturaleza evolutiva, aunque de forma indirecta). La sociabilidad humana es la sociabilidad de los monos reformulada hacia nuevos fines gracias a la plasticidad de los circuitos neuronales que la propician. La evolución de la especie humana se sirve de dicha plasticidad para crear nuevas formas de sociabilidad a partir de las antiguas formas.

 

El truco está en la simbolización. El problema con la sociabilidad de los monos era que se basa en estímulos y respuestas transitorios, no permanentes, como determinadas vocalizaciones, los abrazos, los cuidados higiénicos y los hábitos alimentarios. Los circuitos neuronales que convierten estos estímulos en respuestas podían dar resultados muy distintos si, además de procesar estos estímulos y respuestas, se procesaban también las representaciones “simbólicas”.

 

Así, en el circuito en el que se creaba el vínculo, en lugar de procesar únicamente el estímulo de los abrazos y los cuidados como afirmación del propio vínculo, empezará a procesarse también como información la presencia de un símbolo. Es probable que los circuitos sigan siendo los mismos; sin embargo, al haber modificado su interfaz pasando de experiencias transitorias y no permanentes a otras permanentes y comunicables [símbolos], podrán adoptar diversos papeles, como personajes de novela. La relación que se mantenía antes gracias a encuentros periódicos (para actualizar los recuerdos de los abrazos y la desaparición de los cuidados) y que era privada entre los dos individuos, pasará a hacerse permanente y pública gracias a los símbolos, que permanecen y actúan como constantes recordatorios (reactualizadores).

 

John Skoyles