Comunicación en evolución

  • John Skoyles

La plasticidad neuronal es clave en la evolución del cerebro humano. A mi modo de ver, la plasticidad neuronal plantea que la historia central de la evolución humana no fue la selección natural de especializaciones “complejas” de los circuitos neuronales, los “dispositivos cognitivos (cognitive gadgets) de Pinker”. Sino que, a) en la evolución, determinadas áreas neuronales fueron seleccionadas para especializarlas en procesos cognitivos que, en principio, podían llevarse a cabo en muchas otras áreas cerebrales. Es por esta especialización evolutiva por la que se crea la modulación observada en el cerebro adulto, al propiciarse el desarrollo de determinadas capacidades cognitivas. No obstante, en todo el cerebro pueden ejecutarse dichas capacidades, aunque de manera menos eficaz. b) La principal revolución en lo que respecta a la cognición humana fue el aumento del tamaño del cerebro, gracias al cual se hizo posible una gran cantidad de nuevas capacidades cognitivas, por el potencial de plasticidad neuronal de las nuevas áreas del cerebro. Y c) junto con este proceso evolutivo se produjeron cambios en el organismo que permitieron el desarrollo de las nuevas capacidades. Veamos como ejemplo el reciente hallazgo de que los ciegos de nacimiento reutilizan los circuitos neuronales de su corteza visual en operaciones sintácticas y semánticas. A mi modo de ver, esto sugiere que las capacidades neuronales empleadas en el discurso se sirven de otras ya existentes en toda la corteza cerebral, gracias a su potencial de plasticidad neuronal. Como resultado, diremos que a) la evolución, más que especializar los circuitos neuronales de las áreas del lenguaje de Brocca y de Wernicke, los hizo especialmente eficaces en el procesamiento del lenguaje (en la corteza visual pueden producirse operaciones sintácticas y semánticas, pero no con la misma eficacia). b) Con el proceso evolutivo de la expansión del cerebro, se crearon las áreas del lenguaje de Brocca y de Wernicke, sencillamente mediante circuitos neuronales extra que podían ser utilizados por el lenguaje sin interferir en otras funciones (como ocurría en un cerebro de menor tamaño). Y c), en el proceso evolutivo se alteró el aparato vocal “periférico” (cambios en la laringe, desarrollo de la capacidad respiratoria “torácica”, aumento de densidad en las fibras musculares rojas [o de movilidad lenta, ST] en la lengua), lo que hizo físicamente posible el discurso. (El último punto es más complicado, pues hay que tener en cuenta que el desarrollo evolutivo de la bipedación supuso la liberación de los brazos, que permitió el desarrollo del lenguaje de signos, y las adaptaciones vocales necesarias para el discurso también pudieron evolucionar hasta permitir el canto –una hipotética criatura con el cerebro humano pero con el tacto vocal de un chimpancé tendría grandes dificultades para hablar [y que se sepa, nunca se ha logrado enseñar a hablar a un chimpancé, ni tampoco a cantar]).

John Skoyles