Métodos en arte y ciencia
Peter Weibel, Presidente y Consejero Delegado de ZKM -Zentrum für Kunst und Medientechnologie (Centro para el Arte y la Tecnología)

banquete_nodos y redes es un exponente del actual cambio de paradigma en el comisariado del arte contemporáneo. Atrás parece haber quedado el tiempo de cabalgar la cresta de una ola de hedonismo y las obras de arte que se ocupan de la ciencia, la tecnología y la sociedad parecen estar de actualidad. El arte convencional posterior a 1945 oscureció la relación entre el arte y la ciencia y el media art ha sido la única forma de expresión capaz de mantener un diálogo y un contacto con las ciencias al fundamentarse en una base tecnológica.

La atracción de los creadores hacia los métodos científicos se explica por sentirlos, en cuanto a su estructura, semejantes a los artísticos; diferentes de aquellos, pero métodos al fin. Será, por tanto, en las diferencias metodológicas –en sus contrastes y paralelismos– donde deberemos establecer la comparación entre arte y ciencia. El arte no influye sobre la ciencia en la producción, sino en el método. Porque, en aquellas ocasiones en las que la ciencia y sus métodos se vuelven demasiado autoritarios o dogmáticos, la ciencia gira hacia el arte y sus metodologías, que se caracterizan por la pluralidad de sus manifestaciones. Porque el arte se nutre de la tolerancia, de la diversidad de métodos. El éxito de Ramón y Cajal al descubrir la auténtica naturaleza de las redes neuronales no fue únicamente fruto del método de Camillo Golgi, autor de una teoría equivocada sobre la dinámica de esas mismas redes; tuvo que ver, también, con la excelencia artística del Cajal dibujante. En efecto, Cajal representa un claro ejemplo de la influencia mutua que existe entre arte y ciencia al más alto nivel.

En su obra de 1984 La ciencia como un arte, Paul Feyerabend intenta mostrar los mecanismos de la construcción social de la ciencia, comparables a los mecanismos de la construcción social del arte. Una comunidad de instituciones e individuos (artistas, críticos, comisarios, coleccionistas, galerías, museos) crea un consenso social sobre lo que es arte, siguiendo un procedimiento idéntico al de la creación del consenso sobre lo que es ciencia, acordado por otra comunidad de instituciones e individuos. No obstante, ocasionalmente, surgen individuos que desafían ese consenso y proponen un cambio de paradigma. En sus libros La vie de laboratoire (1979) y La Science en action (1987), Bruno Latour sostiene que nuestra idea de modernidad se fundamenta en una estricta diferenciación entre instancias naturales y sociales, aunque demostrando que la distinción entre cultura y naturaleza, entre sociedad y ciencias naturales, dista de estar totalmente clara. ¿Cuántas instancias sociales han coadyuvado a la construcción de la naturaleza, y hasta qué punto han contribuido las ciencias naturales y sus ideas sobre la naturaleza a la construcción de la cultura y la sociedad? Latour defiende la existencia de un intercambio entre sociedad y naturaleza y entre arte y ciencias naturales que ha desembocado en la creación de híbridos. La transferencia de categorías sociales en la construcción de la naturaleza a través de las modernas ciencias naturales habría transformado, también, nuestra sociedad, como la transferencia de categorías naturales en la construcción de la cultura a través de la sociedad moderna habría asimismo modificado y perfilado nuestras ideas sobre la sociedad y la cultura. Existe, por tanto, una transferencia recíproca entre sociedad y cultura, entre naturaleza y ciencias naturales, entre cultura y ciencias naturales. La naturaleza ha dejado de ser un hecho objetivo, al margen de la construcción social. El arte y la ciencia se encuentran y confluyen en el método de la construcción social. El arte como constructo social y la ciencia como constructo social convergen en el campo de la posmodernidad. Como nos muestra banquete_nodos y redes, y como Manuel Castells explica en el volumen La sociedad red, perteneciente a su trilogía La era de la información (1996) nuestros dispositivos tecnológicos son también construcciones sociales, e Internet no es una excepción.

 

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